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4.11.11

CAUTIVOS Y DESARMADOS


Font:

¿Qué ha cambiado en Catalunya que ya no hace falta bombardear Barcelona para someterla?
Jordi Barbeta

Barcelona
Es una ucronía sostener que a España le habría ido mejor conquistando Portugal y dejando en paz a Catalunya, pero seguro que el 42% de los catalanes comparten el mismo sueño que don Gregorio Peces-Barba Martínez. Y también hay que darle toda la razón a este hijo de España y padre de la Constitución cuando afirma que "no hará falta volver a bombardear Barcelona". ¿Qué ha cambiado en Catalunya que no es necesario bombardearla para someterla? Esta es la reflexión interesante.
Una parte de la respuesta la ofrecía esta semana Toni Soler en su valiente crónica cinematográfica sobre el 14 de abril. No suele ocurrir en ningún país que la televisión pública se preste a derribar los mitos nacionales, pero ya dijo Aristóteles que hay que ser amigo de Platón pero más amigo de la verdad, quizá porque, como dijo luego Jesús de Nazaret, la verdad nos hará libres. En la película de Macià contra Companys se comprueba que hasta los más insignes patriotas son capaces de sucumbir a las tentaciones del poder adversario. Aun así, Barcelona y varias ciudades de Catalunya - con especial alevosía Granollers-tuvieron que ser bombardeadas entonces para someter la voluntad democráticamente expresada de los catalanes.
Ahora ya no hace falta. La voluntad de los catalanes democráticamente expresada fue abolida por el Tribunal Constitucional con la participación orgullosa de un magistrado catalán y el aplauso de la diputada más votada de Catalunya, que, por cierto, inspira tanta confianza que está al frente del ministerio que organiza los bombardeos. Eso es también reflejo de la voluntad democráticamente expresada por los catalanes. La mayoría de los votantes del PSC ydel PP son partidarios del concierto económico, pero el PSC y el PP siguen oponiéndose no porque estén en contra, sino por disciplina, una disciplina que sus dirigentes mantienen a rajatabla para mantenerse en el cargo. Y no es una disciplina que les haga sufrir, sino todo lo contrario. Tiene premio interno a la obediencia y, como se ha comprobado, premio en las urnas.
Existe pues un décalage entre lo que los catalanes dicen que quieren y lo que acaban votando. La distancia entre el debate político y la realidad se nota también en las actitudes de la sociedad civil. Debió de removerse en su tumba Jaume Vicens Vives con el apocado comunicado de su Cercle d´Economia, que en vez de describir la realidad económica y política de Catalunya, parecía preguntarle a Mariano Rajoy qué hay de lo mío. Y nadie ha opuesto resistencia a la incautación por parte del Banco de España del 90% de Catalunya Caixa -80.000 millones en activos consolidados, 1.200 oficinas, la Pedrera y Sant Benet- por 1.700 millones del FROB y corramos un tupido velo... Encantados, cautivos y desarmados, no hay bombardeo que haga falta.

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